En Colombia aseguran que los dueños del Cúcuta Deportivo, uno de los equipos más longevos de ese fútbol, han puesto la mirada en el club chileno. En Talcahuano, en tanto, afirman haber visto a empresarios colombianos que visitaron el club de la usina con intenciones de adquirirlo. En la institución siderúrgica, en cambio, sostienen que hasta la fecha no existen ofertas formales por la propiedad.
Sin embargo, lo que sí admiten es que la hoja de ruta establecida por los dueños de la entidad chilena, desde el momento en que asumieron el club que, históricamente, estuvo ligado a la empresa CAP, establece para esta semana un decisión vital para el futuro institucional.
En Talcahuano reafirman la idea de que el club no está a la venta. Sin embargo, admiten que con el surgimiento de versiones en sentido contrario se han acercado interesados en, al menos, participar de la propiedad. “Con propuestas que nos parecen atractivas”, reconocen. Se trata de empresarios que controlan clubes en Colombia, México y Brasil. “No hay ningún papel de nadie. Nada concreto, hasta ahora”, refuerzan.
El trazado institucional fija que el 31 de mayo la sociedad que controla el club debe determinar cuál será su próximo paso. Los caminos son dos: vender Huachipato o quedarse en él. El segundo tiene aparejado una inversión fundamental: la compra del estadio CAP y de toda la infraestructura del área que ocupa el fútbol en el predio institucional de la avenida Desiderio García. El propietario sigue siendo la CAP, al que los dueños del club le arriendan espacios. Hay una certeza: después del último día de este mes, no se recibirá ninguna oferta. Hoy es el plazo fatal, advierten.

Con ello, además, se daría inicio a la siguiente etapa: la construcción de mayor infraestructura, para poner al club a la altura de los mejores de Chile. Hay dos datos que entusiasman en ese contexto: Huachipato es el cuarto club chileno más valioso en plantilla en los últimos cinco años, según Transfermakt, y, además, el más estable en cuanto a la conformación de la plantilla en el mercado nacional, con 65 jugadores.
Incluso, el escenario de la venta debe parecer compatible con el plan. En la usina enfatizan en que el proyecto institucional establecía alcanzar las alturas que hoy ocupan en la tabla de posiciones y que ilusionan con la posibilidad de sumar el tercer título, detrás de los de 1974 y 2012. El que venga, teóricamente, debe cuadrarse con esa filosofía. “Debe ser un proyecto de continuidad deportiva. El club tiene mucha inversión en jugadores. Pagamos US$ 600 mil por Ramírez. También hemos invertido en Gonzalo Montes y en Julián Brea. Huachipato es un club anómalo. No tiene deuda y tiene mucha liquidez”, resaltan en su administración.
El plazo de ocho años que establecieron los propietarios acereros para el desarrollo previo al segundo plazo no es casual. Está basado en una consideración deportiva: es el tiempo que se requiere para que una camada de jugadores que comenzó a formarse en el nivel Sub 13 llegue al profesionalismo y para que la Sub 15 contemporánea ya alcance parámetros que convierta a sus jugadores en competitivos en el alto nivel.
Los resultados dan cuenta de una proyección certera y, además, auspiciosa de cara al futuro En diciembre, los acereros se coronaron como campeones de la categoría Sub 19, al vencer en la final a la U. Ese solo elemento se transforma, por estos días, en valor agregado.
El otro es un aspecto fundamental: la estabilidad financiera del club. Sus últimos estados dan cuenta de esa realidad: al 31 de diciembre de 2022, arrojaban utilidades por $ 4.431 millones. Es el único club de la Primera División del fútbol chileno de los que presentaron la información que tiene números azules.
De concretarse la venta acerera a capitales extranjeros, los sureños serán el cuarto club de Primera División controlado por empresarios foráneos, al menos de acuerdo a lo establecido el año pasado en un dossier publicado por la ANFP. El registro lo abre Audax Italiano e incluye a La Calera y Everton.
Los dos primeros son controlados por capitalistas argentinos. Los viñamarinos son propiedad del grupo mexicano Pachuca y forman parte de un holding que tiene alcance internacional.
En Primera B, San Luis y San Felipe registran participación de empresarios transandinos.